Wednesday, January 30, 2008

Volodia, todo un personaje!


"Es el orador de las grandes ocasiones. Hay quien asegura que le tiene pica a Neruda por que estima que él debe ser el "Pablo" de los comunistas. Nada más falso. Son grandes amigos y él contó la graciosa anécdota del poeta una vez que ambos se encontraban parados en una esquina conversando y se acercó un señor desconocido. El tipo -cuenta Volodia- se acercó a Neruda y se produjo el siguiente diálogo:

-¿Y? ¿Cómo te va Reyes, te acuerdas de mí?
-Sinceramente, no- respondío el poeta.
-Estuvimos juntos en el Liceo de Temuco. ¿Te acordaí ahora Neftalí?
-Ah, si claro...
-¿Y en que te las estai machucando Reyes?
-Escribo cositas.
¡Chis, linda la que aprendiste! ¡A tus años! Hace como yo tonto, trabaja en camiones. Eso da mucha plata. ¿O no sabís que los escritores se mueren de hambre? Mira tu la edad que tenis y no te conoce nadie. Si necesitai una manito llámame a este teléfono y ahí vemos que se hace. Chao, Reyes, gusto en saludarte.
Como se ve, Volodia Teitelboim tiene sentido del humor. Y si necesita otra prueba, ahí está el sombrerito de terciopelo verde que usa con una plumita de faisan en la cinta." (Eugenio Lira Massi, La Cueva del Senado y los 45 Senadores)


Debo admitir que la primera vez que lo vi me causó asco, repulsión y una serie de adjetivos que - a medida que los años pasaron se fueron difuminando en el aire. Yo tenía 12 años. Corría el año 1988, y en visperas del Plebiscito del si y el no, el ver a un hombre entrado en años, con una cara de anciano depravado y motejado por todo el aparato comunicacional de Pinochet como un verdadero monstruo viviente, resquicio de ese horrible y oscuro período de la Unidad Popular, era algo que me inquietaba. Y era lo menos que podia ocurrir frente a este personaje, que como la Espada de Damócles, venia a cobrar su parte en base a nuestras cabezas.

Pasaron años, quizás toda la enseñanza media en que los escritos del ex senador aun se encontraban impasibles, quietos, desnudos pero a la vez alerta, en cada una de las estanterias de la biblioteca de Mrs. María Milagros.

Hasta que una vez entrado en la Universidad, cayó en mis manos el libro "La Gran Guerra de Chile. (Y otra que nunca existió)" en el cual Teitelboim hace una acertada
exegesis sobre las causas del Golpe de Estado que derrocó a Allende y sobre el rol de las instituciones armadas y el manejo que hizo de estas el poder civil una vez consolidado el proceso de Independencia.

Como no estremecerse ante la notable construcción de personajes que hace el aludido en "Hijo del Salitre", sobre todo con la muerte del hombre del bombo y el dialogo del angelito, instantes despues de ser acribillados en los patios de la escuela de Santa María.

Ya con eso uno queda boquiabierto ante la descomunal dimensión de este personaje. Es por ello, que en su hora oscura y ante su inminente partida hacia otro lado, va este pequeño pero sentido homenaje.

1 comment:

las divagaciones de Carola said...
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