Friday, November 13, 2009

Un cuento de borrachos ociosos (primera parte)


Con la nariz incrustada en la sucia barra del lugar... Marcelo sólo esperaba que el alba despuntase para poder volver a su barrio. El bar desierto a esas horas de la madrugada, lo protegía apenas de la ingesta masiva de alcohol, del frio y del lumpen que por esas horas se había tomado las calles y que a ratos parecía querer desbordarse a través del local.

Sin embargo al interior de este, todo se encontraba tranquilo. Una tenue luz amarilla parecía querer acompañarlo en el sueño con su fulgor. Mas allá don Roberto, que oficiaba de barman y cajero, miraba insistentemente la pecera de la caja, acariciando el gatillo de su escopeta Smith and Wesson atento a cualquier movimiento, que, desde la calle, viniera a poner en jaque a su negocio.

Junto a la puerta una pareja veía correr el reloj como tratando de vislumbrar un futuro inmediato. Ella de pelo oscuro, vestido negro y transparencias varias, ya dibujaba en su cara el hastío de tener que cargar con un borracho, quien hasta un par de copas antes prometía como su nueva conquista nocturna, pero que en ese momento sólo era un pedazo de humano desparramado en su hombro.