Thursday, July 28, 2005

El Chongo Morales vs. el Clarinete; Noches de Pluma y Lentejuelas... (Pt.5)


Martha era una malograda cantante de gospel que había recorrido todos los estados de la Unión, participando en la formación de bandas y en los primeros discos de Stax, Motown y Phil Spector. Se había logrado hacer un nombre dentro de la emergente escena de la música negra de principios de los años 60’s, pero su adicción al alcohol y a ciertas drogas duras, la había hecho llegar a Nueva York en busca de oportunidades que día a día –y por su irresponsabilidad- se iban menguando. De haber recorrido el glamour de las agrupaciones de negros lideradas por Gaye y Berry, Martha terminó cantando en clubes de cuarta y guaridas de marinos en las cuales, aparte de cantar y comprar drogas al precio de su cuerpo, la interprete vivía sumergida en la más completa indolencia, desaseo y autocomplacencia, en el piso inundado de baratas y durmiendo -al igual que el Chongo en sus primeros tiempos- en un viejo camastro sucio y oxidado.
Fue quizas ese el aspecto más atrajo la atención de Francisco, tanto así que, dos semanas más tarde, al volver a Chile, Martha ya se encontraba bajo el inventario y el hechizo del grandioso clarinetista.
Nadie esperaba que a su regreso a Santiago, el Chongo llegara al borde de pisar el palito. Siempre, por su aspecto repulsivo, fue visto como un ser asexuado, incapaz de llegar formalizar algo -noches ardientes, besos, sexo o matrimonio- con ningún ser en dos patas que se parara en este planeta. Si bien era simpático, canchero y bueno para la talla, el cariño se lo había ganado a punta de su chispa, y de su talento con el instrumento.
Y de esta manera, a su llegada a la capital, el Chongo se se casó con todas las de la ley, con una afrogringa, descomunal, avejentada y libidinosa, que no hablaba ninguna palabra de español y que le traería, con el correr de los años, momentos de gloria y también de tragedia, me zclada con fármacos, peleas y frustraciones varias.

Monday, July 25, 2005

El Chongo Morales vs. el Clarinete; Noches de Pluma y Lentejuelas... (Pt.4)

Por espacio de dos años, Tedesco regresó a los escenarios del Bim Bam Bum, mientras Morales se encontraba en Estados Unidos, integrado a la orquesta de la Columbia CBS. Desde ese lugar tuvo la oportunidad de conocer de cerca el mundo de los espectáculos de Broadway, las grandes orquestas de Kenton y Ellington, la irrupción de Elvis, Little Richard y Chuck Berry, junto con todos los sonidos de vanguardia de jazz, de la mano de Miles y Coltrane.
Sin embargo nada de aquello pareció importar más que el notable suceso ocurrido a días de su vuelta a Santiago. En esa oportunidad, Morales se encontraba en la barra del Kansas, en el Village, pensando en quien sabe que cosas, cuando súbitamente una esplendorosa mujer de edad madura, tomó asiento justo al costado del Chongo. Pidió una cerveza mientras que Morales, tal vez envalentonado con el tercer whisky, inició el diálogo, en su inglés atarzanado, propio del puerto de San Antonio.
-Lindo lugar para copas eh? –aseguró Francisco.
-Yes, mister, aquí si que se pueden conocer especimenes de todos los rincones del mundo, agregó Martha.
-Asi es –continuó el músico- Yo vengo de un lugar que, por lo visto, no aparece en los mapas…
-Y se nota –interrumpió Martha riéndose destempladamente –Nadie que aparezca en un mapa puede hablar un inglés tan malo como el tuyo.
Y así siguió la conversación, entre alcoholes varios y toqueteos sugerentes, que terminaron en el piso que Martha rentaba en las cercanías de Chelsea.

El Chongo Morales vs. el Clarinete; Noches de Pluma y Lentejuelas... (Pt.3)

Los compromisos adquiridos con el Teatro Ópera, fueron convirtiendo al Chongo Morales en una de las celebridades más importantes de la sociedad santiaguina de los años 50s. Su cercanía y amistad con Mr. Day poco a poco le fueron abriendo puertas en todos los escenarios de América Latina, al mismo tiempo que el músico exploraba otras facetas de la música, tanto para sus propios shows, como para los números de las vedettes –chilenas, argentinas y europeas- que confluían en el Bim Bam Bum como una babel de diversión, humor y belleza muy al estilo europeo.
Para nadie era un misterio todas las acrobacias que Morales había tenido que realizar para poner en pie a su agrupación musical. Y estas maromas parecían no acabar, sobre todo cuando los músicos salían de viaje. En un principio, tres desvencijados autobuses cargados con los instrumentos de la orquesta, mas el ropaje, los interpretes, las coristas y las vedettes, recorrían las principales ciudades de Chile con su cargamento de belleza, risa y diversión.
Así la orquesta del Chongo, fue la banda sonora de todas las presentaciones de Xenia Monti, Las Ubilla, y los números de humor. Hasta en los rincones más apartados del país, la troupee de 35 músicos correctamente vestidos de pantalones negros, faja de raso brillante, camisa y vestón blanco, coronados magistralmente con una pequeña humita de lino, realizaron las más glamorosas presentaciones realizadas alguna vez bajo la carpa que se instalaba en las afueras de las ciudades y los villorrios de los cuatro puntos cardinales de Chile.
Sin embargo la gloria llegó para Francisco el día que éste cumplió 25 años. En aquella ocasión, Mr Day –sentado en un rincón del mítico restaurant El Bosco, donde estaban reunidos con algunas bailarinas y los integrantes de toda la orquesta- le anunció los cambios que tendría el cabaret en los próximos meses.
-Estamos reunidos en este almuerzo, para celebrar el cumpleaños de nuestro querido amigo, gran músico e innegable director de orquesta del Bim Bam Bum, el Chongo Panchito Morales- anunció Mister Day. Y para comunicarles que a partir del próximo mes, nuestro amigo partirá a Nueva York para tocar en la orquesta de radio de Columbia CBS. Es por eso –continuó Day alzando de copa- que queremos felicitarlo y desearle la mejor de las suertes, concluyó el empresario, a tiempo de que la concurrencia de la mesa destemplaba en aplausos y hurras para su fiel y chispeante director.
El Chongo, cabizbajo, impresionado y sumergido en su cogote de almeja, dio las gracias a Mr. Day y una extraña palidez comenzó a dominar su apabullado rostro. Parecía ser que todos sus sueños de un momento a otro estaban cobrando vida y una infinita alegría lo hizo pararse y salir saltando de júbilo a la Alameda de las Delicias, que en ese momento era bautizada por una tenue llovizna de otoño.

Tuesday, July 19, 2005

El Chongo Morales vs. el Clarinete; Noches de Pluma y Lentejuelas... (Pt.2)

Durante los meses finales de 1952, Francisco se fue habituando al agotador ritmo de trabajo de la marcha blanca del cabaret. Extenuantes ensayos repasando el repertorio, dejaban al clarinetista hecho un estropajo al final de cada jornada. Ellington, Miller, Dámaso Perez Prado y otras orquestas de mambo y jazz, sonaban entre las solemnes paredes del Teatro, inundando, durante la mayor parte de la tarde, a los autos y transeuntes que se desplazaban por dicha arteria. Fueron semanas de trabajo ante el férreo puño de Tedesco, quien anhelaba tener un obsesivo control ante los más mínimos requerimientos de la orquesta.
Paralelamente y contiguo al podium de los músicos, coristas y primeras figuras ensayaban sus coreografías y elegian trajes que días más tarde, deslumbrarían los parroquianos que llegarían de todos los rincones de la ciudad.
Las jornadas finales de ensayo, vieron salir con emoción los primeros números armados, que finalmente fueron presentados al público el 23 de enero de 1953, fecha en que el Teatro Ópera abre sus puertas, para inaugurar oficialmente el Bim Bam Bum.
Aquella memorable jornada, Francisco vistió sus mejores galas. Engominado y de punta en blanco, dió la fanfarria inicial queinauguró oficialmente el cabaret. A partir de ese momento, la vida del músico se introdujo de lleno en la bohemia, el glamour y los excesos del espectáculo.
Las recogidas a su nueva habitación (ubicada en los altillos del Teatro Opera) a las cinco de la madrugada, el saltar de la cama a las 3 de la tarde, las borracheras y los ensayos de los shows, fueron el día a día que transformó al clarinetista en una criatura más de la noche.
Junto a esto y transcurrido algún tiempo, Francisco fue espectador en primera fila de los grandes shows de la nueva década que se avecinaba. Xenia Monty, el clan de las dulces hermanitas Ubilla, más los humoristas de turno, pasaron ante los ojos del provinciano músico, quien, con cierta gracia y simpatía supo conquistar al respetable y convertirse en un virtuoso del clarinete y uno de los músicos más populares dentro de la compañía estable del vodeville santiaguino.
Tanta era la chispa irradiada dentro de sus actuaciones, que a fines de 1955, "El chongo Morales" -como lo llamaban a Francisco sus compañeros de banda, tuvo la autorización de Mr. Day para formar su propia orquesta, con músicos provincianos que finalmente destronaron a todas las demás agrupaciones musicales del cabaret, imponiendo un estilo que marcó época, tanto en el Bim Bam Bum, como en los glamorosos salones de baile del Gran Buenos Aires.
El esquema musical del Chongo era simple pero contundente; mucho Broadway, jazz adobado con be- bop y melodías cubanas, más uno que otro aprendiz de crooner que imitaba a los grandes cantantes estadounidenses de la época de posguerra. Dicho estilo, que muy pronto salío a la palestra a través de diarios y revistas especializadas, se constituyó en el referente obligado de todas las orquestas de cabaret y le dió al músico la oportunidad de convertirse en una celebridad en todas las ciudades del cono sur de América.

Monday, July 18, 2005

El Chongo Morales vs. el Clarinete; Noches de Pluma y Lentejuelas... (Pt.1)

Correctamente vestido de punta en blanco, el muchacho tomó su clarinete, lo apoyó en sus labios y atento a las instrucciones del director de aquella desvencijada orquesta, esperó los cuatro tiempos reglamentarios y desde el fondo del escenario comenzó a sonar una descolorida versión de "One O' Clock Jump". El espectáculo era siempre el mismo; la orquesta, dos o tres vedettes aficionadas y de plato de fondo, cualquier película norteamericana de antes de la guerra. En eso gastaba sus días Francisco, un novel músico salido de los prostibulos de la provincia, en los que se ganaba el pan para alimentar a su madre y a sus dos hermanos pequeños.
El chico ya llevaba siete meses en la capital y alojado en uno de los tantos conventillos del barrio de la Chimba, podia mantener estrechamente a su familia, ubicada en la costa cercana a Santiago.
No era mala la pega de Francisco en el "Africa", pero el gran problema del Santiago en ese tiempo, era la ausencia de lugares en los cuales se pudiera escuchar música de calidad, apreciar belleza femenina o números de humor. Por esta razón es que, entre su clarinete, sus viejos discos de 45, y el sucio y viejo camastro de su conventillo, el muchacho pasaba sus días soñando en neones brillantes, y con la manera de llegar lejos en el mundo del vodeville.
Siguiendo este ritmo, pasaron semanas. Meses. Y también tres años. Pero segundo a segundo, y día tras día al mirarse frente al espejo, después de calzarse la humita blanca y el traje de correcta etiqueta planchado por doña María la noche anterior, Francisco se soñaba en la Quinta Avenida, formando parte de la orquesta de Dorsey, con los fraseos de Basie o con los nuevos y revolucionarios sonidos del recien parido be-bop, estilo que amenazaba la supremacía de las orquestas de jazz propias de los años 40's.
Hasta que un día, dateado por uno de sus compañeros de banda, llegó a las puertas del Teatro Ópera. Se decía que lo que se estaba incubando en aquel lugar iba a cambiar para siempre la faz de la noche santiaguina. De esta forma y después una larga y angustiosa espera, tuvo un esperado encuentro con Mr. Day, el cerebro y promotor del lugar.
-¿Sos músico?, inquirió el empresario.
-Así es Mr. Day, llevo cuatro años tocando en el África, respondió el muchacho, quien en ese momento, tiritaba de sólo pensar en las preguntas que le hacía el dueño del lugar.
-¿Conoces música cubana?
-Si, harto - se apresuró a contestar el muchacho- La he practicado desde mi infancia en la...
-Pero si aun eres tu un mocoso, interrumpió Day ¿Que edad tienes?
-Veinte años señor...
-Bueno -dijo Mr. Day... Quedás a prueba un par de meses. Decile al director de orquesta que te de un puesto un par de días a la semana...
-Muchísimas gracias mister...
Dirigida por Tedesco, un argentino malas pulgas recien llegado al país, dicha banda acostumbraba a mezclar jazz en su repertorio, con lo mejor de la música de Broadway y varias melodías cubanas que -una vez inaugurado el local- harían la delicia de los caballeros, turcos de autos descomunales, y viejos verdes que, noche tras noche coparían el teatro, en busca de belleza fememina y una que otra copa, para pasar -en aquel Broadway santiaguino- las remolonas tardes provincianas de la capital de Chile.
Francisco no pudo sentirse mejor. Ya tenía asegurado -con algo de suerte- un puesto relativamente estable dentro de una de las orquestas del que sería el mejor cabaret de Santiago. Y si bien no era un gran interprete, el tesón del novel clarinetista había dado que hablar entre los músicos de los prostibulos de San Antonio y Cartagena.
Pequeño, enjuto y algo malformado, Francisco había demostrado que el caracter que imprimía a las notas de su instrumento, hacía que su pequeña figura fuera adquiriendo presencia en momentos en que los sonidos del clarinete, apuntalados por los neones del escenario, inundaban plumas, encajes y caderas, a los movimientos de las coristas y primeras figuras de los números de baile.

Wednesday, July 13, 2005

Ramiro y el mar de copas (Final)

Inmediatamente Ramiro supo que el fin había llegado. Pero sin dejar de amarrar los aperos del caballo, prosiguió raudamente su faena. Sus pensamientos y conjeturas lo impulsaban a saltar la cerca y perderse en el bosque, pero a cada momento que pasaba, la idea de que los peones de su padre saldrían corriendo a buscarlo por los cuatro vientos comenzó a alojarse en su cabeza.
Sin embargo, ninguna de sus disquisiciones filosóficas de último minuto lo apartó de los últimos preparativos de su huida, y apenas los caballos estuvieron a punto para partir, salió a todo galope dispuesto a perderse entre los árboles.
Al sentir el estruendo de los caballos, toda la servidumbre de la hacienda tuvo la oportunidad de ver a su señorito -causante de la desgracia de su patrona- escapando hacia el monte. E inmediatamente comenzaron los preparativos para su búsqueda. Una cuadrilla de jornaleros salió velozmente a la montaña, mientras que el padre del señorito se hacía de su ropa de trabajo, sombrero y revolver al cinto y partía al galope hacia los campos.
Hora tras hora, los jinetes recorrieron infructosamente toda la comarca sin obtener ningún resultado que pudiera dar con el paradero del señorito.
Pero Ramiro estaba ahí. Y mucho más cerca de lo que ellos imaginaban. Escondido al alero de una cascada a menos de cincuenta metros del límite de la propiedad, el chico se aferraba a las rocas mientras sentía el roce de las cabalgaduras.
Hasta que llegó, casi al atardecer, el momento del descuido. Mientras recolectaba leña para la choca de la tarde, el joven fue descubierto por uno de los perros de caza soltados por su padre para darle búsqueda.
Inmediatamente aparecieron en el lugar -casi como un funesto presagio- los trabajadores y el patrón, dispuestos a pasar la cuenta por los hechos de la noche anterior.
El padre de la criatura, golpeado por la insolencia, la ira y la gravedad de los actos de su hijo, partió su interrogatorio dando a éste un soplamocos que lo tendió exánime en el suelo por algunos segundos.
Agarrando la Colt que tenía en el cinto, el papá del señorito comenzó a inquirirlo sobre los detalles de la horrible jornada anterior.
-¿Qué pasó Ramiro?
- Nada papá -replicó el muchacho- Anoche se nos pasaron las manos con las copas y eso fue todo... nada grav...
Y empuñando rudamente el revolver, el padre le interrumpió -¡NO ME VENGAI CON HUEVADAS MIERDA! ¿Me has visto la cara acaso, imbécil? ¿Crees que no me enteré que la juerga terminó anoche en el retén de los pacos, luego que los niñitos, en la plaza del pueblo y arropados de vestido, taco alto y corsé comenzaron a besarse y agarrarse el paquete ante todo el mundo? ¡MARICONES DE LA PERRA!
-Perdón papá, musitó el muchacho.
El rostro del futre chico tornó de pálido a rojo y frágiles lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos, mientras tanto el padre -rodeado de sus fieles inquilinos- sacaba el seguro del revolver y sin mediar ninguna explicación le descerrajaba dos tiros en el rostro, mandando así a su regalón de una buena vez por todas al rincón de los callados.

Monday, July 11, 2005

Ramiro y el mar de copas (Pt.4)

Apresuradamente el niño Ramiro pretendió huir de la casa familiar. Dos pingos ensillados, unas alforjas con frutas y otros productos de la zona, más un par de mudas de ropa, le entregaban al señorito de la casa la oportunidad de aplacar la ira de su progenitor, del cual estaba seguro que le daría caza, para aplacar la afrenta caida en la familia durante la última jornada.
Sin lugar a dudas, los pormenores de los sucesos de la noche anterior habían causado conmoción en la pequeña comunidad de Villa Alegre. La conducta de los chicos fue el comentario obligado a la salida de la misa, a la que estaba sometido diariamente "el sexo devoto" del villorio. Y precisamente las féminas del pueblo fueron las encargadas de repartir el rumor por los cuatro vientos de la comarca.
Todos -sirvientes y patrones, familia e inquilinos- vieron llegar a la madre de la criatura con una cara semejante a un muerto viviente. Por lo visto, los rumores que escuchó en la plaza del pueblo, dejaron a la reina madre de la familia en estado catatónico. Miradas inquisidoras la acompañaron durante todo su recorrido por la plaza del pueblo hasta que, frente al escaparate del almacén de Don Pedro ésta cayó sin sentido, desmayada por la impresión de los rumores que como un azote se ensañaron sobre ella.
Mientras el señorito Ramiro terminaba de ensillar sus caballos, vio llegar el Studebaker descapotable de su padre a toda velocidad, con su madre media muerta en el asiento del volante. Aliro el inquilino de confianza, sólo atinaba a remojar con un pañuelo la frente de su patrona, mientras el automóvil cruzaba de regreso el vasto antejardín de la casa a toda velocidad.

Friday, July 08, 2005

Ramiro y el mar de copas (Pt.3)

El sonido pastoso de la victrola con la voz de Gardel parecía perderse a ratos en los pasillos del ancestro caserón. El ruido de la aguja al contacto con el acetato de los discos de 78, retumbaba en la cabeza de Ramiro, -metido hasta el cuello en la tina rococó importada de Europa- quien no dejaba de pensar en el horrible espectáculo que había dado con sus amigos, en la plaza del pueblo, al final de la última jornada. Como buen futre que era, sabía que en las próximas horas, el escarnio llegaría hasta su puerta, y que todos los privilegios de hijo menor le serían arrebatados, producto de las desviadas locuras, que día a día se manifestaban en su vida.
Había llegado de la capital hacía no más de diez días y en tan corto periódo de tiempo él, y otros muchachos del pueblo habian sacudido la típica modorra provinciana de la localidad, a punta de escandalos, peleas y borracheras interminables.
Pero la última juerga, los había hecho tocar fondo. Y Ramiro estaba consciente que la salida más viable a esa situación, era agarrar un par de caballos corraleros y salir galopando al monte, donde se escondería por un par de días, esperando que durante ese tiempo, su padre aplacara su ira de alguna manera.
Mientras sumergía la cabeza en el agua Ramiro se sintió aliviado de que las pruebas del bochornoso suceso protagonizado por el y sus amigotes, se encontrarían a buen recaudo, arrastradas por la corriente del estero que atravesaba la localidad por uno de sus costados.
Un poco más tranquilo, pero igual de mareado que la noche anterior, el señorito pudo pensar con un poco más de serenidad y mientras quitaba el tapón para botar la inmundicia acumulada en aquellas aguas estancadas, comenzó a conjeturar los pormenores de su huida a las veranadas, para llevar a cabo su errático plan.

Thursday, July 07, 2005

Ramiro y el mar de copas (Pt.2)

Los rayos solares penetraron en la habitación de Ramiro con una insolencia impresionante. Aún durmiendo entre ropas babeadas, restos de alcohol y un olor nauseabundo, el joven estudiante de leyes hizo un leve amago de despertarse, frente a unos ojos que se alzaban en búsqueda de una explicación convincente al calamitoso estado en el cual había llegado algunas horas antes.
Cegado por el sol, y aun inconsciente por el alcohol que circulaba con impunidad por su cuerpo, el borracho se incorporó y los recuerdos de la noche anterior se agolparon en su mente con un ticket hacia el olvido. Repasándo los hechos, el señorito de la casa cerro sus ojos y solo un imperceptible y pausado "conchetumadre" salió de sus agrietados labios.
Acto seguido el niño Ramiro enfrento a su padre, cuya expresión de desazón y decepción se convertía en un rayo hipnótico que reflejaba la rabia y preocupación de ver al crío chico, al conchito, transformado en un tarambana.
-¿Me vas a dar una explicación de lo ocurrido anoche? - inquirió el padre.
-Lo siento papá, no volvera a suceder.
- ¿Como puedes tomar tanto Ramiro?
E intempestivamente, y sin mediar palabra un chorro de vómito cruzó la habitación de lado a lado. Las impecables polainas del padre de la criaturita quedaron empuercadas de un olor y un líquido pestilente. Y nuevamente resonaron, en el antiguo caserón, los gritos del patriarca y los empellones contra su hijo, esta vez en dirección a una ducha bien helada.

Wednesday, July 06, 2005

Ramiro y el mar de copas (Pt.1)

Está bien- explicó el mayordomo- Me doy por enterado de sus correrías. Y dejó el impermeable, el bastón y el sombrero del recién llegado colgados en la paraguera. Con pasos tambaleantes, Ramiro, el señorito de la casa, se dirigió a su cuarto, renqueando y maldiciendo dentro de su intoxicación, a las paredes que se atravesaban por su camino.
Sin lugar a dudas esa noche se le había pasado la mano con las copas. Y como buen ebrio que se precie de tal, el silencio fue opacado por 10 minutos de un mantra casi incomprensible del tipo: "última veeeeeeez, no tomo máaaaaaaaaas, última veeeeeeeeez, no tomo máaaaaaaaaaaaaas, última veeeeeeeeeeeez, no tomo máaaaaaaaaas". Sin embargo ni las oraciones pidiendo la intercesión de Baco, ni las letanías y juramentos proferidos en contra del alcohol, evitaron que cinco minutos más tarde, "el niño Ramiro", terminara afirmado al "volante de loza", expulsando de su interior los destilados demonios de 50 grados que lo atormentaban desde su cabeza hasta el estómago.
Pero lo peor estaba por venir. Apoyado en uno de los bordes de la puerta, el padre del susodicho escabechín, lo esperaba con un rostro desfigurado por el horrible espectáculo brindando por su hijo.
Este al darse cuenta, en vano intentó entregar una explicación, pero su progenitor, agarrándolo de la cabeza, se la introdujo nuevamente en el wc obligándolo a convivir durante cinco segundos con los subproductos de la borrachera. Posterior a eso y a punta de empellones, lo mandó a su pieza, profiriendo maldiciones para su bienamado retoño.

Tuesday, July 05, 2005

Dias de White Soul y desgano...


Me llegaron las maquetas de unos temas de un tal Jaime Santa Ana... están wenos... Suenan algo vomitivos... así como Sui Generis, pero si los produzco, los dejaría como Phil Spector. Hay un surco que se llama “Algo de mi Ayer” que es casi como cantado por los Bunkers. Pero haciéndole unos arreglos con su wena sección de vientos, algo así como Van Morrison, quedaría muy bueno. Sutil, no muy estridente. Stax no es la cuestión tampoco.

Ha sido algo destacado en estos días. Inner block... harto. De hecho me cuesta leer y escribir. Menos crear personajes. Imposible. El cielo está oscuro y la tensión en mis huesos se hace sentir. Ni los Soft Boys son capaces de sacarme de esta modorra tensional generalizada.

Eso sería...

Friday, July 01, 2005

Las Preguntas Weonas de todos los meses...


1)Cuanto espacio ocupa la música en mi pc??el de casa... 4.5 GB

2)Ultimo disco que compré?? una buena compilación de esa gran banda vocal de los 50's llamada The Hi-Lo's

3)Canción que estoy escuchando ahora?? This Life is Killing Me - Velvet Crush

4)Cinco canciones que escucho mucho o que tienen significado para mi?

London Calling - The Clash
The Queen is Dead - Smiths
Sweet Virginia - Rolling Stones
Holocaust - Big Star
I Just Wasnt Made for These Times - Brian Wilson