Tuesday, February 28, 2006

Verano Raro... Raro Verano...



Este verano fue raro... por decir lo menos... MAS RARO QUE LA CRESTA en realidad. La cantidad de cosas que pasaron, dan como para pensar muchas cosas, que lamentablemente pasan en este mundo.

Me habían invitado al matrimonio de un querido amigo mio, en Calama, al cual conozco desde el tiempo que uno se hace cagar las rodillas en la calle, andando en bicicleta o jugando a la pelota. Un amigo de esos a los cuales tu le puedes pedir prestada hasta la hermana y te dice que si, sin que por eso dejen de ser buenos amigos.La huevá es que partí a esa ciudad de mierda, perdida en el desierto, dispuesto a pasar un buen momento en compañía de gente a quien no veía a hace una buena cantidad de años. Mal que mal un grupo de amigos nos encontraríamos alla y rememoraríamos los tiempos en los que hueviabamos por las calles de Chuquicamata y todos los condoros que nos mandamos en nuestra época de colegio.

En primer lugar el llegar a Chuqui y encontrarte con un campamento minero que fue la gloria de Chile desde los años 40, convertido en un pueblo fantasma, es algo que francamente sobrecoge. Casas clausuradas, negocios cerrados, el kiosko de tus helados y revistas favoritas sacado de cuajo, es algo que les puedo asegurar que no deja a nadie indiferente. Eso unido a la falta absoluta de negocios abiertos presagiaba ya el escenario en el cual se desarrollarían mis vacaciones. Este hecho, unido a la frivolidad, flojera y tinte provinciano del comercio en Calama, me hacía preguntarme a cada rato, que xuxa estaba haciendo ahi.

Y llegó el dia del matrimonio, un sabado de febrero a las 10 de la noche, en la Catedral de Calama. Quien oficiaba la misa era el párroco de Chuquicamata, con quien todos hicimos nuestra primera comunión y asesor espiritual del novio, un relacionador público, ex seminarista y ahora trabajador de una dependencia del Gobierno Regional.

La novia -a quien yo no conocía- era una morenita de anchas caderas y una presencia imponente, ataviada de un blanco vestido escotado y un complicado peinado, tocado y ramo de flores.El novio, nervioso por todo lo que implica el casarse por la iglesia, la esperó y juntos entraron al templo, con el fin ser ungidos bajo los ojos de Dios bajo el santo sacramento matrimonial.

Y comenzó la misa. Todo iba perfectamente bien hasta que los padres del novio subieron a la nave central de la Iglesia a leer una bendición especial que le habían preparado a su hijo, el menor de los hombres que se introducía por su voluntad propia, a la vida conyugal.

Fue en ese momento cuando se produjo el quiebre en aquella ceremonia tan solemne. En un momento dado, la madre del novio sufrio un repentino desmayo, que hizo saltar al diácono, al novio y al padre de este a socorrer a la pobre señora. En vano trataron de reanimarla -creyendo que se trataba de algo pasajero- y la introdujeron a la sacristia de la Catedral.

Diez minutos más tarde, salian rumbo a la clínica, ya que la desmayada no reaccionaba. Paralelamente el sacerdote siguió con la ceremonia, en la cual ya se respiraba un ambiente de preocupación y tensión, por algo que en un primer momento, pareció sólo un contratiempo pasajero.

Sin embargo la totalidad de los invitados a la boda, subió a los vehículos y partió al centro de eventos en el cual se realizaría la recepción, el vals, la comida y la fiesta en general. Llegaron también los novios -quienes pese al momento de tensión- bailaron el vals, brindaron con los invitados y cuando se disponían a sentarse, les avisan que la madre del novio había sufrido al interior de la iglesia un infarto cerebral y que en ese momento estaba siendo trasladada al Hospital del Cobre.

Fue en ese momento cuando quedó la arrancadera en el salón de baile, las primas lloraban, las hermanas derramaban lágrimas acongojadamente y gritos de los ñiños manchando sus ajuares se escucharon por los cuatro vientos en Yalquincha.Inmediatamente, los amigos más cercanos del novio partimos al hospital. Una vez que llegamos al edificio, el médico de turno manifestó que la paciente se encontraba con muerte cerebral y que mas adelante se entregaría un nuevo informe médico, junto con agregar que los pronósticos no eran nada muy alentadores.Una larga y fria noche fue la que vivimos ese sábado de febrero en el Hospital del Cobre de Calama.

Nadie nos podía asegurar que estaba pasando al interior de la UCI, ni el estado de real gravedad de la señora, salvo que la paciente estaba conectada a un ventilador mecánico y que en el trayecto entre la iglesia y el hospital le había entrado sangre en los pulmones.Ahi pasamos toda la noche. A las 6 de la mañana cada cual partió a su casa, para descansar un poco y a las 12 PM del dia siguiente, todos los invitados al matrimonio, en masa, nos encontramos en el hospital.

El diagnóstico del médico fue tajante; la señora Ana había sufrido un aneurisma cerebral y que lo mas adecuado era trasladarla a Antofagasta, cosa que se hizo a las 3 de la tarde de aquel día. La idea es que allá se pudiera operar, con la ayuda de especialistas que -curiosamente no existían en un centro de salud de alta complejidad como es el hospital de Codelco- y posteriormente iniciar su lento proceso de recuperación.

Nada de eso pudo realizarse. Producto del daño a los pulmones, problemas cardiacos múltiples, y sin poderse operar, la señora Anita falleció el domingo pasado a las 3 de la tarde en la ciudad de Antofagasta.

Saturday, February 25, 2006

End of The Holiday!!!


Que impresionante es la manera en que nuestra vida, poco a poco se nos va yendo de los dedos... Una cosa que quedó clara este verano es que nadie nos garantiza de que el próximo segundo de vida, lo vayamos a pasar en plenitud en esta tierra.

Nada nos asegura que nuestros próximos pasos nos llevarán a nuestra casa, como tampoco nada parece indicarnos que habrá una oportunidad más para besar en la mejilla a nuestros seres queridos.Lo ocurrido en este último mes, lleva a pensar en la importancia que se le da al presente y cual es el valor que le damos, día a día a nuestro último suspiro.

¿Donde nos pillará el momento? ¿Postrados, solos, comiendonos nuestras propias miasmas? ¿O En un escenario, rodeados de todos quienes nos querían, tocando el bajo en Roma como Mark Sandman o elevando preceas al Altisimo alabando a quienes más queremos?

Es dificil pensar en aquellos mecanismos que rigen aquellos momentos en los que uno cierra, apaga la luz y sale a recorrer la inmensidad sin más compañía que lo desconocido, sin más mochila que aquellos recuerdos, la imagen de todos los seres que recorrieron nuestros pasos y rincones, todas las huellas que dejamos por este planeta de mierda y lo que hicimos o dejamos de hacer por nosotros mismos y los demás.

Es duro pensar en ello... como es duro pensar en todos los que se fueron, -o los que pensamos que se irían- durante estas semanas de calor, que al revés de otros años, a nadie dejaron indiferente. Por eso... fuerza para los que quedamos... y resignación... Ya llegará el momento en que podremos nuevamente -y desde nuestras respectivas distancias- volver a ponernos de pie...


Tuesday, February 21, 2006

Un tonto y malévolo comentario sobre las malditas cajitas rectangulares...



¡Dios como odio a mis supuestos colegas que, enfundados en lo que se han de llamar una “profesión” se juran merecedores de un status que finalmente no se merecen! Creo que algún castigo debería aplicar la Autoridad Celestial contra quienes –amparados por el mentado título bajo el brazo- sueñan con elevar su status y aspirar al enriquecimiento personal. Lo admito; yo haría lo mismo. Pero también admito que no tendría el descaro de hacerlo sin observar mínimamente la realidad y como sus cuotas de horror, pobreza e ignorancia, van azotando día a día mi sensibilidad. No podría hacerlo –tampoco lo he hecho- frente a la verdad que, con toda su crudeza, me va entregando periódicamente sus bofetadas. ¡Como me gustaría manejar aquel guanaco que barriera con sus fluidos televisivos, toda la bazofia que día a día me ataca por los cuatro costados!
A ratos quisiera al menos que criaturas que ostentaran más decencia – léase demonios de la gula, la lujuria, o tal vez una sensata codicia- abrieran su capa y me invitaran a contemplar los placeres emanados de sus entrañas. Me resultaría más beneficioso que aquel rictus amargo que se dibuja en mi boca al leer la prensa o ver TV, rodearme de manjares, licores, y sexo del bueno.
Tal como en aquel pasaje de la Biblia en el que Cristo es tentado por Satanás para que finalmente deje de lado su ministerio y siga al Maligno por sobre todas las cosas, (Mateo 4, 1-11) a ratos pienso –no sin cierta malicia- en todos los opinólogos y protagonistas de las 525 líneas, tratando o infructuosamente de realizar un pacto con el diablo. Ya me imagino a Jennifer Warner, al Chico Perez, a Jordi Castell, o la Alejandra Valle, degollando gallinas, cociendo huesos o estrangulando perros, intentando hacer tratativas con el malvado, para disponer de todas las cosas de este mundo a cambio de sus pobres, básicas y simples almas.
Y me imagino a Don Sata, en su Consejo de Gabinete, rodeado de sus esbirros y asesores, evaluando la situación:
“Estos conductores de TV –diría el Care Cacho- llevan semanas invocando mi nombre, para disparar el rating de sus espacios televisivos. Ya me está cabreando que en cada reunión de pauta se pongan a saltar y a clavar agujas en muñecos de cera esperando los 45 puntos- agregaría el rey de los malévolos.
Es verdad –manifestaría Laloth, su Ministro del Interior- En la edición del lunes recién pasado, Julio Cesar Rodríguez tenía crucificado Nelson Mauri –con pica incluida- para que el espíritu oscuro se aproximara a su persona y lo transformara en el próximo panelista de Tolerancia Cero. Y hace dos semanas atrás este tal Jorquera le tenía clavadas las herraduras y ensillada la montura a la Warner para salir galopando en cualquier momento, al encuentro de tu maligna gloria.
El problema que se nos plantea es el siguiente; estos pelotudos nos están majadereando hasta el hartazgo –arguyó Satanás- No me costaría nada entregarles lo que me están pidiendo -agregó el Diablo- pero el problema saltaría en el momento en que aquellas adorables criaturas, exhalen su último suspiro, y su presencia en los avernos perturbe nuestro permanente tormento de almas pecadoras. Se me paran los pelos –continuó Lucifer- de solo pensar en la tiendita de Avello, escarbando "los sabrosos pormenores" de como Vlad el Empalador se hizo un anticucho con el alma de Adolf Hitler y como Nerón le prendió fuego al nuevo peinado de Patricia Maldonado. Se me aprieta el estómago el solo pensar en Jennifer Warner organizando el Rodeo del Infierno, en circunstancias de que aquí los demonios son muy celosos de su intimidad” -concluyó.

Y eso es algo como para preocuparse. Si ni en el infierno nos libramos de estos subnormales –como diría Don Graf- la verdad es que nadie está seguro.