Thursday, June 16, 2005

Oda a los pelotudos de siempre

Y me rio en su cara
pajarracos de los mercaderes
Alta alcurnia
subnormales de la escritura
de los elegidos de la pútrida patria.
Reyezuelos de bosques de estiercol
Almas en pena
de ombligos destemplados
Primeras personas
de relatos dignos de gallinas putrefactas
A todos ustedes testifico;
Que no me iré,
aunque sus caras de asco
sorbeteos de café y tirria sin sentido
carcoman mis huesos.
Aunque el huevo de sus causas aparentes
me aplane el cerebro y
sus escritos me
llenen de ignonimia por los siglos de los siglos.
¿Amén?
Porque del lugar
de donde vienen ustedes,
infierno de intelectuales al pedo
solo concibe caníbales
dispuestos a sacarse los pellejos
en cualquier y pútrido momento
y en cualquier lugar
y en cualquier casa.
Y ahí los tienen
disfrutando de sus neones
De sus laureles con
los cuales se limpian el ano
Y de sus anos, que le dan trabajo sus laureles
De sus pequeños y preciosos momentos
en los que sus ojos caen
sus lentes de marco exótico se derriten
y sus tertulias se congelan,
presenciando el pusilánime hundimiento
de esos egos inflados e insurrectos
que día a día
pretenden enturbiar mi mañana.

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