¿Que podríamos decir de una banda de guitarras, que, pese a sonar ruidosa, lo que menos se escuchan son las guitarras? ¿Qué se puede afirmar, de esa extraña conjuncion de una banda de rock, donde de buenas a primeras, lo que menos se escucha es el estandar de música rock?
Es bastante extraño a decir verdad, da la impresión de encontrarse frente a esas canciones que hablan de Dios sin ponerlo de manifiesto, lo cual las hace simplemente más grandiosas, por la inteligencia del lugar desde el cual se plantean.
Algo parecido es lo que ocurre con "Please to Meet Me", el disco que marca un punto de inflexión en la carrera de la banda de Paul Westerberg. Letras sencillas pero al mismo tiempo asertivas, fraseos curiosos e impresionantes, a las cuales nos tiene acostumbrado Mr. Westerberg, Y la fuerza, como también la madurez adquirida, en la interpretación en la gran mayoría de las canciones.
Del disco sobresalen clásicos como "Alex Chilton", dedicado al vocalista de Big Star y heroe de juventud de todos los miembros de la banda, "Valentine", una verdadera declaración de principios, y "The Ledge", quizás todo un himno a la desesperación de quienes se sienten postergados.
Todo ello coronado por la producción del legendario Jim Dickinson. ¿Qué más se puede pedir?
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