Wednesday, August 03, 2005

El Chongo Morales vs. el Clarinete; Noches de Pluma y Lentejuelas... (Pt. 6)

La luna de miel el Chongo la pasó en su casa en Cartagena, mientras que Martha poco a poco se hacía comunicar con sus semejantes, tan provincianos los pobrecitos, que la miraban como un extraterrestre, mientras caminaba a paso apurado hacia el Teatro Ópera, camino a los ensayos. Pese a estar en una tierra extraña y casi en calidad de refugiada, en cuanto a sus relación con las drogas duras, la cantante comenzó a correr con colores propios en el momento en que salió a escena en la noche de un martes, con una gloriosa versión de "I Had To Be You" interpretada por la orquesta del Chongo con Tedesco en trombones.
En ese momento, los ojos de Morales sucumbieron ante los encantos de la negra decadente, pero la expresión de ambos rostros, a los sones y fanfarreas de la orquesta, hicieron creer a toda la sociedad santiaguina que la revolución musical en el mundo de los cabarets había comenzado. Willie Zeta, el más grande, -dentro de los grandes del Clarín, el redactor de la bohemia- publicó la siguiente nota, en la edición del diario del día siguiente: "Una nueva pareja esta dando que hablar en el ambiente musical santiaguino. Se trata del gran director de orquesta Francisco "Chongo" Morales, y su novel esposa, la cantante afroaméricana Martha Davis. La flamante pareja -que contrajo matrimonio a la llegada del Chongo desde las tierras del Tio Sam- revolucionó a los parroquianos que día a día llenan las butacas -en busca de buena música y diversión- de nuestro querido Bim Bam Bum con su versión del tema de Isham Jones "I Had To Be You". Fue cosa de ver al Mister Morales devorar a su mujer con la mirada, mientras el público, enárdecido por la interpretación hiciera retumbar los cuatro costados del Ópera" entre otros párrafos halagadores.
De esta manera, Morales siguió, durante mucho tiempo, cosechando logros en todos los números que montó con el elénco del Teatro Ópera. Pese a su exótico y poco rutinario matrimonio, el Chongo continuó saliendo de gira por todas las capitales sudamericanas. Buenos Aires, Lima y Montevideo, siguieron disfrutando -por espacio de unos diez años, del glamour de la orquesta del mister. Hasta que un día, mientras la orquesta se encontraba actuando en el Palacio Quemado en Bolivia, Francisco recibió la noticia que finalmente le cambiaría la vida. Sería padre de un retoño que vendría a coronar el trabajo entregado con tesón para llevar a cabo su sueño musical.
Pese a que Martha evidentemente no se encontraba en la plenitud de su existencia, su embarazo y parto fueron normales. El retoño, bautizado con el nombre de Vicente comenzó desde chiquito a pasearse por el escenario del Ópera, mientras que el creador del vodeville, Mr. Day, partía a la Argentina en busca de nuevos proyectos revisteriles, dejando a sus descarriados hijos como herederos de su imperio en Chile.
Sin embargo, y a partir de ese momento, nada fue igual. La relación del Chongo con los herederos de Day -al igual que la del resto de las bailarinas, humoristas, coreógrafos y músicos- fue sencillamente cayendo en picada. Era evidente que el destape se estaba instalando y las nuevas tendencias iban resintiendo los números de música, humor y variedades varias.
Dicha tendencia iba poco a poco demoliendo la época romántica del cabaret, para transformarlo en un lugar opaco, deslavado y deslucido, donde las coreografías y el humor quedaban estrictamente relegados a un segundo plano, frente q la carne fresca que meneaba su culito en el otrora fastuoso escenario.

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