Saturday, December 17, 2005

Susanita

El otro dia me encontraba en un bar frente a la casa bebiendo (cosa no tan rara y muy habitual en mi) una espumosa y no tan fria cerveza. La radio Imagina tocaba unas weaitas de Nino Bravo que estaban bien pulentas. De pronto, una mujer alta, pelo en melena y con unas carnes tan prominentes que llamaron mi atención, se sentó justo al frente de donde yo estaba ubicado. Con un rostro entre triste y apesadumbrado pidió una Báltica de litro, se sirvió un vaso y con ojos lastimeros se puso a conversar con el mozo.
-¿Viene solita mijita? ¿Y su novio donde está? -preguntó el cantinero.
No quiero saber nada de ese imbécil -dijo, como si estuviera actuando en algun culebrón venezolano, para acto seguido empinarse la cerveza como si fuera un comercial de agua mineral Benedictino. Ahi dejé de prestarle atención, pero por lo que pude escuchar entre lineas, el tipo la había hecho tonta con 70 lucas y el hombre se estaba haciendo el weon con la plata. Sin embargo el susodicho le había rejurado que se encontrarían en ese bar.
Minutos más tarde llega el pastel transformado en un verdadero energúmeno. Su cara de rabia contra su polola se transformó en un rictus cuando la vio sirviendose el segundo vaso de cerveza.
¡TONTA HUEVONA! le dijo a vista y paciencia de todos los parroquianos que en ese momento nos deleitabamos en el bar.
Inmediatamente la cara de verguenza ajena se apoderó de todos nosotros y el weon salió raudo del boliche. La pobre mujer no sabía donde meterse y unas tibias lágrimas se asomaron por su rostro.El imbécil volvió tras sus pasos después de un par de minutos y se sentó al lado de la susodicha, que ya no podía parar de llorar.
- ¡Por la cresta Susana, como se te ocurre ponerte a tomar. Te he dicho tantas veces que el copete te hace mal por la mierda!
-¡Pero si esta cerveza te la compré a ti Carlitos. (De Carlitos trataban al weon) Te estaba esperando y tu no aparecías, asi es que pedí esta cerveza, para que la compartieramos los dos!
Sacando su ira a cuestas, Carlitos interrumpió:
-¡Cuantas veces te he dicho que no puedes andar tomando por ahi mierda!-
A esas alturas la mitad de los parroquianos del bar ya estaban que se paraban a chantarle un zapato en la raja al tal Carlitos y todos estabamos pendientes de la batahola que había generado estupidamente el individuo contra su polola.-
¡Y yo el muy huevón comprándote ropa! Y saca una bolsa de Almacenes París y se la tira encima de la mesa.Ahi la pobre mujer no sabía que hacer, excepto enjugar sus lágrimas que a grandes borbotones salian llevándose tras si el maquillaje el alcohol y las ganas de seguir compartiendo la mesa con ese individuo.
Carlitos, más que nada por las miradas inquisidoras del resto de los beodos del bar, cachó que las estaba puro cagando y empezó con unos murmullos casi imperceptibles: -Susy, yo te amo, yo te quiero y quiero que estemos juntos mi amorcito... y toda la wea.
Y agarró la bolsa -vapuleada ya por la conversación- y de adentro se asomaron unos petos y minifaldas que denotaban la absoluta falta de gusto por la ropa del comprador. Pese a que Susanita miró con ojos de amor a Carlitos después que éste le entregara las prendas, daría fe que todos los borrachos miraron a la chica -cuya contextura era bastante gruesa- y después se la imaginaron cagados de la risa, sin caberles en la cabeza como podría ponerse esas diminutas polleras.
Diez minutos después todo era armonía y felicidad en la mesa. Tomados de la mano pidieron la cuenta. Susanita agarró su billetera de ratón Mickey y pagó todas las bebidas y licores. Embelesado Carlitos la siguió -llegaba a flotar en el aire de lo balsa- hacia la calle, en donde perdieron sus pisadas hacia su cercano nidito de amor. Huevones.

2 comments:

Anonymous said...
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Muy Matrera said...

Bueno cuál de los dos más huevones... En todo caso yo creo que la borrachera y la pena de la Susanita se le han terminado en un húmedo y apretado orgasmo, sucedido vertiginosamente en algún antro de lucesitas rojas cubiertas por la pantalla de papel crepé (típica de los años 80's) que por lo demás abundan en tus barrios.