Aun recuerdo esos momentos en los que aquella voz sepulcral que decía:
-Anda a la casa de Patricia a buscar sus cuadernos.
- Y el estomago se apretaba inmediatamente, hasta retorcerse dentro del peritóneo.
¿Para qué voy a ir? - decía yo inocentemente, sabiendo que en la próxima hora las patadas en la raja lloverían por mi casa, y que un dia domingo en la tarde pasando en limpio huevadas era algo que, en ese momento, no se lo desearía ni a mi peor enemigo.
Sin embargo la respuesta no se hacía esperar:
- ¡Anda altiro mierda!
- Y con una paciencia casi infinita, mi padre se sentaba en aquellas tardes nortinas a confrontar mis repollos atiborrados de borrones y líneas chuecas, con aquellas obras maestras de pulcritud y orden que eran los cuadernos de mi compañera, con quien nos sentabamos juntos y vivíamos a menos de media cuadra de distancia.
Era divertido mi viejo... al recordarlo con su rostro desencajado por la rabia mientras recorría con su mirada mis borrones y palos corvados... y tb -ahora a la distancia- las lágrimas expulsadas subrepticiamente de mis ojos, a punta del antiguo, vil y abyecto recurso del chantaje.
-Anda a la casa de Patricia a buscar sus cuadernos.
- Y el estomago se apretaba inmediatamente, hasta retorcerse dentro del peritóneo.
¿Para qué voy a ir? - decía yo inocentemente, sabiendo que en la próxima hora las patadas en la raja lloverían por mi casa, y que un dia domingo en la tarde pasando en limpio huevadas era algo que, en ese momento, no se lo desearía ni a mi peor enemigo.
Sin embargo la respuesta no se hacía esperar:
- ¡Anda altiro mierda!
- Y con una paciencia casi infinita, mi padre se sentaba en aquellas tardes nortinas a confrontar mis repollos atiborrados de borrones y líneas chuecas, con aquellas obras maestras de pulcritud y orden que eran los cuadernos de mi compañera, con quien nos sentabamos juntos y vivíamos a menos de media cuadra de distancia.
Era divertido mi viejo... al recordarlo con su rostro desencajado por la rabia mientras recorría con su mirada mis borrones y palos corvados... y tb -ahora a la distancia- las lágrimas expulsadas subrepticiamente de mis ojos, a punta del antiguo, vil y abyecto recurso del chantaje.
3 comments:
Está bueno tu texto... usted sabe que le pega al cocío. Anque debo decir que extrañé un poco la rica descripción que haces de los personajes que tienes en otros relatos como en los de Ramiro.
Ahora desde el punto de vista emotivo me llegó directo a la médula, pues a mí me pasaba lo mismo jejejeje a diferencia del personaje yo sí copiaba toda la materia en mis repollos de cuadernos, y cuando llegaba a casa mi abuela se sentaba tardes enteras conmigo para que yo pasara en limpio y ordenara mis escritos. Y vaya que era jodida mi abuela porque me hacía borrar todas las veces que fuera necesario hasta que la caligrafía que saliera como ella quería: osea a la perfección. Debo reconocer que gracias a mi abuela y su dedicación cariñosa tengo una excelente letra.
uh... que fuerte..
Me hiciste recordar a mi papi..
nunca me ayudo con una tarea.. pero su recuerdo va en otras cosas.. que dias esos.. :P
Primera vez que te visito.
Me gustó lo que escribiste sobre tu viejo. El relato de momentos que fueron difíciles, pero a la vez únicos, me conmovió y me llevó a remover los propios.
Con mas tiempo empezaré a leer tus otros escritos.
Saludos
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