Tuesday, July 19, 2005

El Chongo Morales vs. el Clarinete; Noches de Pluma y Lentejuelas... (Pt.2)

Durante los meses finales de 1952, Francisco se fue habituando al agotador ritmo de trabajo de la marcha blanca del cabaret. Extenuantes ensayos repasando el repertorio, dejaban al clarinetista hecho un estropajo al final de cada jornada. Ellington, Miller, Dámaso Perez Prado y otras orquestas de mambo y jazz, sonaban entre las solemnes paredes del Teatro, inundando, durante la mayor parte de la tarde, a los autos y transeuntes que se desplazaban por dicha arteria. Fueron semanas de trabajo ante el férreo puño de Tedesco, quien anhelaba tener un obsesivo control ante los más mínimos requerimientos de la orquesta.
Paralelamente y contiguo al podium de los músicos, coristas y primeras figuras ensayaban sus coreografías y elegian trajes que días más tarde, deslumbrarían los parroquianos que llegarían de todos los rincones de la ciudad.
Las jornadas finales de ensayo, vieron salir con emoción los primeros números armados, que finalmente fueron presentados al público el 23 de enero de 1953, fecha en que el Teatro Ópera abre sus puertas, para inaugurar oficialmente el Bim Bam Bum.
Aquella memorable jornada, Francisco vistió sus mejores galas. Engominado y de punta en blanco, dió la fanfarria inicial queinauguró oficialmente el cabaret. A partir de ese momento, la vida del músico se introdujo de lleno en la bohemia, el glamour y los excesos del espectáculo.
Las recogidas a su nueva habitación (ubicada en los altillos del Teatro Opera) a las cinco de la madrugada, el saltar de la cama a las 3 de la tarde, las borracheras y los ensayos de los shows, fueron el día a día que transformó al clarinetista en una criatura más de la noche.
Junto a esto y transcurrido algún tiempo, Francisco fue espectador en primera fila de los grandes shows de la nueva década que se avecinaba. Xenia Monty, el clan de las dulces hermanitas Ubilla, más los humoristas de turno, pasaron ante los ojos del provinciano músico, quien, con cierta gracia y simpatía supo conquistar al respetable y convertirse en un virtuoso del clarinete y uno de los músicos más populares dentro de la compañía estable del vodeville santiaguino.
Tanta era la chispa irradiada dentro de sus actuaciones, que a fines de 1955, "El chongo Morales" -como lo llamaban a Francisco sus compañeros de banda, tuvo la autorización de Mr. Day para formar su propia orquesta, con músicos provincianos que finalmente destronaron a todas las demás agrupaciones musicales del cabaret, imponiendo un estilo que marcó época, tanto en el Bim Bam Bum, como en los glamorosos salones de baile del Gran Buenos Aires.
El esquema musical del Chongo era simple pero contundente; mucho Broadway, jazz adobado con be- bop y melodías cubanas, más uno que otro aprendiz de crooner que imitaba a los grandes cantantes estadounidenses de la época de posguerra. Dicho estilo, que muy pronto salío a la palestra a través de diarios y revistas especializadas, se constituyó en el referente obligado de todas las orquestas de cabaret y le dió al músico la oportunidad de convertirse en una celebridad en todas las ciudades del cono sur de América.

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