-Quiero probar un par de guitarras- dije no sin cierta premura.
-¿Cuales? -me dijo el dependiente de la tienda.
- La Firebird que está en vitrina y la SG que tienes colgada ahí, le manifesté con cierta impaciencia.
-Ok, espera que terminen de probar la Les Paul y las pruebas, manifestó mirando de improviso a un ser con cara de perno y manos grasosas que en ese momento aporreaba una Les Paul negra, una custom deluxe según decia el cartel que colgaba vivamente del atril.
-¿Por qué no se irá este weon? -pensaba yo a medida que pasaban los minutos. Al wea sólo le faltaba ponerse a tocar algún temita de esa basura sin remedio llamada Maná y llorar mierda como un rio. Gracias a Dios (hoy crucificado) un par de minutos dejaba el instrumento en el colgador, mientras la mirada del dependiente -del tipo "raspate de aquí xuxetumadre"- lo invitaba con toda cordialidad a salir del local.
Y como chanchito en el barro me ubiqué en el taburete, mientras el dependiente llegaba con la fabulosa Firebird.
-¿Cual es el precio?
-395 lucas manifestó.
Entonces como aquella niña a quien uno ha joteado durante años, y como una bofetada te enteras que pololea con el weon que se pasea en moto por la puerta del colegio, bajé la mirada, la guitarra volvió a su atril y haciendo la del picado murmuré por dentro ... siiii suena bien, pero las clavijas son harto feas. Y me olvidé del asunto.
Acto seguido levanté mi cabeza y la Diabla estaba ahi. Me paré para mirarle el poto- como viejo verde al entrar a un topless- y como viejo verde me la calcé en el regazo. Como viejo verde la repasé con rasgueos pausados y como viejo verde la sentí comoda entre mis manos. Como viejo verde la maniobré en todas sus perillas y como viejo verde la hice bramar hasta que los vidrios crujieron. Le saqué algunos acordes y pude percibir que ella se sintió cómoda conmigo.
Como buen viejo verde -y esbozando una sonrisa socarrona- la puse en el atril... Haciendole un gesto me despedí de ella -después de preguntar su precio- como diciendo "hasta el próximo mes, lleina mía". Y pasaron las semanas y meses. Y como buen viejo verde, nunca más la volvi a ver.
1 comment:
Qué bien... yo me imaginaba que le ponías nombres a las niñas, y me dio mucho gusto colaborar humildemente en la elección para el nombre de tu nueva señorita: la diabla. Es que en verdad esa mujer es una hembra que emite sonidos delirantes mientras rasgas sus cuerdas y ella se contornea cuan serpiente seductora de tiempos remotos.
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