Monday, April 24, 2006

Villarica 1-E



Más por mis trancas que pór otra cosa, recuerdo mis primeros días en Villarrica 1-E. Una casa de CODELCO hecha de concreto, con dos pisos, y el olor a tierra inconfundible entrandose por las junturas de las ventanas. Me recuerdo parado esperando a mi madre mientras llegaba del trabajo vestida de blanco y con olor a eugenato. En mi cabeza aun suena el pito del tren al pasar con los cátodos de cobre camino a Tocopilla y aun percibo las noches chuquicamatinas en las que el puto frio te calaba hasta los huesos.
Tengo cierta ebria y borrosa noción de las paredes majestuosas del hospital de Chuquicamata, de la gangosa y fatídica llamada a la puerta 1-21, de tardes enteras esperando a mi madre mientras se hacía sus examenes al estómago, sentado sin saber que pasaba y si efectivamente debía perderme en los pasillos del hospital y en sus paredes perforadas tipo Clínica Mayo y sus parlantes de diseño sesentero.
Recuerdo a la Carmen -la violenta nana de la casa- haciendo sonar sus blujeans mientras se acercaba en un día nublado, al teléfono público que había a dos cuadras por Villarrica. La recuerdo a ella escuchando su repertorio latino romántico y las palizas que en algún momento me tocó de su mano -sin que mi madre supiera- Doy gracias a Dios de que éstas palmadas permitieron, años más tarde, que yo me alejara de todo lo cantado en castellano.
Recuerdo de mis tempranas aficiones a las siestas después del mediodia en las salas del servicio dental en las que trabajaba mi mamá...
Es desolador mirar ahora esas calles llenas de escombros, ruinas y casas clausuradas y que dejaron atrás olores, sabores, imagenes de mis primeros años de vida.
Solo me queda apretar la guata y jurar que nunca más en la vida -y por la salud del espíritu- volveré a pisar las tierras que me vieron nacer. Como dijo don Jeshu... nadie es profeta en su tierra...

1 comment:

Anonymous said...

Por fin!! desde tus vacaciones que esperaba que escribieras sobre eso... ánimo, los recuerdos son nuestras raices.