Sunday, April 30, 2006

The Stoned Soul of Laura


Ok... aquí vamos.

El disco llegó a mi mano un martes de aquellos que nos tocaba Legislación de Prensa con el fabuloso Pelao Contardo. Mientras la sala se atiborraba de especímenes de todas las clases, mi amigo Emilio se sentó al lado mio, y me pasó la cinta. Ya weon -dijo- aquí está el segundo mejor disco de la historia, segun Pete Buck. Y ahí, encima de mi rayado banco, estaba el cassete. Escrito en la caligrafía isabelino-doctoral de mi pártner aparecia "Laura Nyro- Ely & The Thirteen Confession".
Lo eché a la mochila en un acto casi mecánico, y se fue entremedio de todas las fotocopias, libros y papeles. Pasaron dos días en que lo encontré debajo de la montaña desordenada de los papeles del fondo del bolso y lo puse en el walkman, mi gran compañero de viajes y conversaciones en aquella época.

Tomé la micro en dirección a la Plaza Ñuñoa, y al poner play, cierta melodía refrescante, y totalmente cautivadora, comenzó a invadirlo todo. Esos magistrales toques de jazz, los arreglos vocales, esa atmosfera de Quinta Avenida que exhudan las letras y las interpretaciones, me hicieron darme cuenta de que me encontraba ante una obra que -a pesar de que tenía como referente a lo mejor de la música afroaméricana estadounidense- no había ningún punto de comparación con trabajo alguno que haya escuchado anteriormente.

Desde ese momento, al igual que el desayuno, el talco para las patitas, el sexo adolescente o los paseos por la campiña de Ñuñoa, "Eli and ... " se transformó -durante dos años- en el referente obligado del día a día musical que regía mis horas. Siempre, en algún momento del día, el disco sonaba por los parlantes. Así salí de la universidad y ya trabajando, la historia volvia a repertirse, de manera que cuando adquirí el Jazz Bass, lo primero que sonó por sus ahora aporreadas cuerdas fue uno de los mejores surcos del disco -Once It Was Alright (Farmer Joe)- Lo más divertido de todo es que me veía tocando el mentado temita en algo así como en el Ed Sullivan Show, el Village Vanguard o en algún circo o tugurio semejante. Lo que mas me atraía del disco es que me sentía cómplice de cada una de sus melodías y tejía historias respecto a las canciones, entre otras cosas sin sentido.
El resto es historia conocida. Los 20 años de Laura al grabar el disco, la producción de Callelo, la prolijidad de la orquesta de soporte, etc. Pero lo más importante -y algo completamente desconocido para nosotros, los simples mortales-la GENIALIDAD de una niña que -de la mano con Joni Mitchell- fueron capaces de cambiar el rumbo de la música pop por los siglos de los siglos.
De más está decir que una vez más Pete Buck estaba en lo cierto.

1 comment:

Anonymous said...

Pasaron hartos años luego de tú descubrimiento para que yo hiciese lo propio. Y fue realmente descubrir, entre tanta mujercita llorona que canta, raíces tan fuertes como las que Laura entrega en ese tremendo pedazo de disco.
Simplemente genial.